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martes, 5 de marzo de 2013

Capítulo 10


 
Luces que centellean presas de la locura, renaciendo de focos apagados con impulso cegador, parpadean levemente hasta iluminar los azules ojos de Anne que, con la emoción aguada en ellos, se llenan de chiribitas que brillan de excitación.

La gente a su alrededor pega brincos con las manos alzadas hacia el techo, con la impaciencia haciendo estragos evidentes en ese ambiente tan cargado que embota los sentidos en su práctica totalidad y anulan cualquier resquicio de pensamiento sereno.

Ben, con una expresión diferente a los demás en ese lugar, envuelve la cintura de su chica en un abrazo protector, maldiciendo por lo bajo lo poco que le gusta estar tan apretado y rodeado de gente y que, en realidad, no le gusta ese grupo. Pero lo hace por ella. O quizás por él.


Una larga sombra aparece en el escenario, entre un blanquecino resplandor, enmudeciendo a todo el público por unos segundos, que contienen el aire viéndose expectantes ante aquella silueta tan inconfundible para la mayoría de los presentes.


Cuando el perfil del mismo acaricia el halo de luz, el gentío alza la voz en un grito que hace que los tímpanos de nuestra chica tiemblen en señal de advertencia, obligándola a llevarse las manos a los oídos, dejando escapar una palabra malsonante.

Y entonces, como si su visión hubiese estado todo ese tiempo desenfocada, repara en el escenario. En él. Y todo cuanto la rodea se congela en ese instante. Y entonces, ocurre.

Ya no siente los brazos de Ben enroscados en torno a sí, ni tampoco su presencia a su espalda. Mucho menos su aliento clavado en su nuca.

La gente parece haberse vuelto de piedra, pausada en un aura de tiempo que solo vuela para Anne.


Pestañea levemente mientras se ve acariciada por los acordes de una guitarra que la retiene presa de la melodía, con la que parece despegar los pies del suelo.

Se le eriza la piel cuando Bill Kaulitz abre la boca para deleitarla con su voz. Sólo a ella, pues no hay nadie más en ese lugar.

Es una sensación extraña a la par que placentera. Más placentera que otra cosa. Nota como su voz le recorre el cuerpo desde fuera a dentro, haciendo que tiemble sutilmente mientras se muerde los labios, conteniendo un grito de puro placer.
 
Porque es como si Bill Kaulitz le estuviera haciendo el amor con la voz...










Una hora más tarde, donde la excitación reina por derecho propio, Anne tirita de nervios con las entradas en la mano, a punto de un paro cardíaco.
 
Números 3500 y 3501... ¿Cuántas entradas habrá? ¿5000? ¿Más aún? Y sólo 10 pueden ir a esa fiesta… Dios mío, cómo desearía ser yo…



Los organizadores del sorteo están reunidos en una sala anexa a donde se ha dado el concierto. Los chicos del grupo siguen sobre el escenario, hablando entre ellos animadamente.

Una cámara, seguida de una rubia cabellera, irrumpe en el escenario, con cara de pocos amigos. El vocalista se acerca al micrófono y su voz retumba.

- Bueno, mientras esperamos a que la suerte decida, ¿alguien quiere subir a hacerse una foto? – dice, con la sonrisa prácticamente cincelada en su blanco rostro. Un barullo comienza y Anne se pone nerviosa.
- Matt… - susurra, estupefacta al verle allí, donde menos se lo había imaginado.
Ben sigue su mirada y repara en aquel chico al que tanto le había costado ponerle cara. Y allí le tenía.
Con la mandíbula tensa y los ojos suspicaces, agarra los hombros de Anne y la gira hacia él, para darse de bruces con su expresión de anhelo.
- ¿Es él? – le pregunta con la voz cargada de matices. Curiosidad, celos, impotencia. Furia. La chica cree atragantarse, pues un nudo se le forma en la garganta cuando intenta pronunciar la respuesta.
- Sí… - dice, rehuyendo la encendida mirada del color del océano que le regalaba su chico.
Una burbuja les aísla de la gente, viéndose transportados a cualquier otro lugar, donde tan solo existen ellos y sus miradas. Una de reproche y otra de culpabilidad. ¿Acaso no es caprichoso el destino?

Una voz logra romper ese momento, dejando a la pareja confusa por unos segundos.

- Para los ganadores del sorteo, en la fiesta también podrán tomarse fotos – dice Bill, confirmando el miedo de Anne.

Matt estará en esa fiesta- se dice la chica con los labios presos de un nervioso temblor. Ben la mira a los ojos durante largo rato, como si buscase algo, dejando a la chica inmune a cualquier intención de él.







Los señores que han realizado el sorteo, varios notarios entre ellos, aparecen en el escenario con aspecto serio. Uno de ellos, el que informó del juego, se acerca al vocalista y le pasa un sobre de color blanco, acompañado de un susurro. Tras esto, los hombres trajeados desaparecen en escena.


Bill agarra el micrófono con un leve nerviosismo dañando su pulso. Humedece sus labios e informa de que los números ganadores se encuentran en su mano.


- 0207… - comienza, y el grito de una chica hace eco. Anne tiembla y las entradas se le escurren de los dedos, cayendo al suelo. Está todo muy oscuro y casi no logra ver nada, pero busca a tientas con las manos mientras Ben la observa sin mover ni un músculo.

- 3406… - sigue el chico de numerosos piercings, dejando escapar un risita al ver a la chica afortunada saltando entre el público con la entrada alzada en la mano.

- 2669…- continua, y Anne encuentra por fin las entradas. Mira de reojo a Ben y se pone tensa al ver sus ojos tan fríos.

- 0058… 6490… 0385… - sigue, mientras Ben mantiene una expresión de inequívoca serenidad. No sabe si quiere o no que Anne sea afortunada.

- 1500… 4677… 3811… - el ambiente se ve crispado cuando queda tan solo un número por oír. Y el corazón de Anne parece quedarse estático por unos segundos, antes de bombear por última vez y verse ahogado.

- 6674. – termina Bill, con una sonrisa de sentimientos divididos: alegría por los que han ganado, pena por los que no.


Ben suspira largamente, aliviado y lleno de un resquemor sencillamente siniestro.
¿Acaso hubiera podido pedirle a Anne que no fuese a esa fiesta, sólo porque él tipo que se la está intentando levantar estaría allí? Probablemente lo hubiera hecho. O tal vez se hubiera tragado el orgullo hasta digerirlo al borde de una úlcera de estómago.


Anne no reacciona. Realmente creía que el destino sería tan juguetón que le haría terminar en esa fiesta y que, para su regocijo personal, Matt se acercaría a ella y podría deleitarse, aunque solo fuese por poco tiempo, de ese aroma que la envolvía y la atontaba hasta dejarla casi ebria.


Sale de allí con Ben a su espalda, que intenta seguir los apresurados pasos de su chica que, sin saber muy bien a donde va, la inercia de sus pies parece no cesar.

No llora. Por dios, eso sería ridículo. ¿Llorar? ¿Por qué? ¿Porque soñaba con algo así desde hace años? ¿O porque Matt estaba a escasos metros de mí y no he podido tan siquiera decirlo lo mucho que le echo de menos?
¿Llorar por todo eso? ¡Sería idiota si no llorase!
Y deja resbalar de su dulce mirada una minúscula gota salada que le recorre la mejilla hasta surcar la comisura de sus labios. Deja paralizadas las piernas y se siente empequeñecer entre la multitud, llegando a sentirse estúpida por las miradas de compasión que recibe. Qué rayos sabrán…


 
Ben la alcanza y la agarra de la cintura, girándola hacia sí, e inmediatamente le cambia la cara a una expresión apenada.
Los sollozos de la chica son imperceptibles para el oído humano, pero el corazón de Ben los oye. Y cree derretirse de tristeza. O de culpabilidad por desear aquello.








Matt sale por la puerta trasera del Shepherds Bush Empire maldiciendo por lo bajo, dejando tras él el sonido de un fuerte portazo.
Alterado y bufando, tantea con las manos los bolsillos de su pantalón, buscando quizá algo que no debería encontrar. Saca un paquete a medio empezar de
Chesterfield y coge un cigarrillo con las manos temblorosas. Un ápice de cordura parece iluminarse en su cabeza, apareciendo la voz de la razón o quizás de su conciencia.

No lo hagas. Tira eso ahora mismo. No lo pienses más, debes hacerlo por tu bien. Te costó mucho dejar de fumar, no vuelvas a ello. Vamos, rubio, tu puedes con esto y mucho más. Deja esa cosa en el contenedor de basura. Es lo mejor.


Parado en ese callejón solitario, el rubio está con la mirada fijada en ese canuto lleno de metáforas. No quiere ceder. Él es más fuerte que todo esto. Si tan solo Anne estuviera aquí, qué fácil sería…







- Ben, ¿es que no lo entiendes? – recrimina Anne con los brazos cruzados en el pecho, lanzándole una mirada indescriptible a su chico, que la mira con los labios apretados.
- Si estamos con esas, no. No lo entiendo, y jamás lo entenderé. – le dice serio, dando un paso hacia delante y quedándose muy cerca de ella con un gesto de intimidación. Ella vacila unos segundos pero no se mueve del sitio, tan solo mira a su alrededor y comprueba que, para bien o para mal, la gente ya ha abandonado el lugar y sólo quedan ellos dos. Completamente solos bajo el manto de la noche. – No entiendo cómo puedes haberte enamorado de ese tipo – grita el moreno, dejando en evidencia a Anne. Dándole donde más duele.

Por un momento, parece que sólo se va a limitar a derramar lágrimas mientras intenta visionar al chico a través de ellas pero, con un movimiento ágil y totalmente de improviso para él, Anne alza la mano que impacta fuertemente con la mejilla de Ben. Él queda boquiabierto y no quiere creer lo que acaba de pasar. La mira con rencor y se posiciona a pocos centímetros del rostro de la chica que, con labios temblorosos y los ojos anegados, tampoco cree lo que acaba de hacer.  








Matt, completamente abandonado a la ansiedad, lucha con el mechero para encender el que, probablemente, sea el cigarro de su perdición. Ve como el fuego consume los primeros milímetros del canuto y se deleita tan solo observando el humo y aspirando su olor. Lentamente, controlado por el deseo de lo relativamente prohibido, se lo acerca a la boca con una expresión que, si el mismo fuera consciente, le repugnaría. Roza el cigarro con los labios y, justo cuando está a punto de aspirar, oye unos gritos que lo sacan de su estado hipnótico.
Cree reconocer la voz y, como si el pánico hubiese aparecido de repente en sus entrañas, lanza el cigarro lejos de él, y corre apresuradamente siguiendo los gritos, olvidándose de lo que ha estado a punto de hacer.








- Ni se te ocurre volver a hacer eso – le espeta Ben, con las muñecas de la chica apresadas con sus fuertes manos. Anne lo mira con ojos suplicantes. No lo reconoce. ¿Éste es el verdadero Ben?
-
Escúchame, ya te he dicho que lo siento… - susurra ella, con sorpresa por la actitud de él y con la culpabilidad de sus actos encima.
- No, escúchame tú… - dice él, con la voz siniestramente dulce. Ella se crispa y quiere desaparecer de allí. – Te perdoné lo de ese tío porque creía que no sentías nada por él, pero no soy idiota. Llevas días rarísima y me preguntaba por qué. Lo intuía pero no quería reconocerlo. Hasta hoy. Recuerda estas palabras, Anne: él no te quiere, sólo quiere jugar contigo. Te hará daño y ahí estaré yo para consolarte. Amor, olvídate de todo lo relacionado con ese Matt y recuerda todo lo que hemos vivido juntos. Todos los momentos tan felices que hemos pasado, por favor, amor, piensa en ello antes de arruinarlo todo…
- No, Ben, tú no le conoces, no sabes cómo es en realidad… Con el me siento protegida y creo que realmente le quiero… - susurra ella, con cierto temor a la reacción del chico, al que le cambia la cara, tornándose oscura y fría, como un témpano de iceberg a punto de colisionar contra la popa de un barco. Anne nota como la presión en torno a sus muñecas aumenta y una expresión de dolor se le escapa entre los labios.
- Realmente eres más estúpida de lo que creía – grita el moreno, asustando a la chica, que comienza a convulsionarse por un llanto amargo. - ¿De veras crees que eres correspondida? ¡Ese tío lo único que quiere es llevarte a su cama! ¿O acaso pensabas que sentía algo por ti? No se puede ser más patética, Anne. El único que te quiere de verdad soy yo, y tendrás que admitirlo tarde o temprano.
- Ben, suéltame, me haces daño… - suplica la chica, con la voz rota. Él parece no escucharla.
- ¿Y qué pasaría si fueras a la fiesta? ¿Te irías con él, no es así? ¡Correrías a sus estúpidos brazos como una imbécil! ¡Vamos, Anne, atrévete a negarlo!
- ¡Que me sueltes, Ben! – grita con la voz ronca por las lágrimas. Él la mira con los ojos entrecerrados y alza una mano hacia su cara.   


- No te atrevas a tocarla – dice Matt, haciendo acto de presencia. Anne aprovecha el desconcierto de Ben para deshacerse de sus manos y correr hacia el rubio, buscando un abrazo protector. – O te juro que te mato con mis propias manos.

Ben se queda confuso y totalmente inmóvil. No sabía que tenía ese lado tan violentamente celoso. Y repara en ello cuando es demasiado tarde.

- Oh, Anne, mi vida, lo siento tanto… - solloza, queriendo acercarse a ella. Pero el cuerpo de Matt lo impide.
- No quiero volver a verte, Ben. – dice ella, casi sin lágrimas en los ojos. Con la voz llena de un intenso odio.
- De verdad, Anne, lo siento demasiado. No quería hacerte daño alguno, por favor, escúchame, perdóname… - suplica el moreno, avergonzado de sí mismo. Aterrado por perderla.
- Te he dicho que no quiero saber nada más de ti… - susurra Anne, sin mirarle. Aferrándose a la ancha espalda del rubio.
- Anne, por favor… - dice Ben, alzando la voz.
- ¿No la has oído? Lárgate y desaparece de su vida. O te saco yo a patadas. – amenaza Matt, dejando a Ben sin palabras. El moreno se da media vuelta, con la cabeza gacha y se va de allí con dos heridas graves. Una en el corazón y otra en el ego. Pero no va a ser tan fácil…




- ¿Estás bien? – le pregunta el rubio con voz baja, apartándole el pelo de la cara y secándole las lágrimas con los pulgares. Ella asiente con los labios apretados, intentando retener un sollozo dentro de sí. Matt suspira y la atrae en un abrazo, queriendo fundirse con ella y hacerla olvidar lo que acaba de suceder.

Pasan varios minutos en la misma posición y el viento helado parece sacarles de su ensimismamiento. Es ella la que decide separarse. Con algo de vergüenza, alza la cabeza para mirarle a los ojos y se encuentra con una mirada llena de ternura. Y cree desfallecer. Él, dubitativo, baja su rostro y le deposita un suave beso en la mejilla, dejando a la chica con el rostro encendido.



Y, de repente, cae en algo.

- Espera, ¿tú no tendrías que estar de fotógrafo en la fiesta de Tokio Hotel? – le pregunta ella, inocentemente. Él sonríe.
- De hecho, sí. Y tú vienes conmigo.

































Continuará...



Pd. Siento la tardanza pero entre unas cosas y otras no he podido subirlo antes. Me ha costado recrear el capítulo porque la primera vez que lo hice fue un momento de inspiración y no queda igual. Ha sigo frustrante, la verdad.
Espero que os guste, nos leemos pronto fantasmillas :3
¡¡Mil besos!!

6 comentarios:

  1. awww Anne y Matt hacen una bonita pareja :'3 ojala siga asi :3 bueno ojala subas pronto porque amo tu fick<3 encerio subeee prontoo! :3

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  2. Tú no puedes llegar después de tanto tiempo a ponerme un capitulazo como este, dejarlo en lo más interesante, e irte tan pancha. ¡NO PUEDES! ò_ó
    Puf, Ben... no me esperaba para nada esa reacción, la verdad. Me ha desepsionao er muchacho.
    Pero me gusta mucho la pareja que hace con Matt *_*, aunque, evidentemente, me gustará más que conozca al señorito de ojos marrones de un grupo que yo me sé...
    Maldita Anne, qué envidia me está dando.

    Un beeeeeeeeso :3

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  3. No me esperaba esa reacción de Ben, pero bueno lo entiendo >.< ame este capitulo, espero el proximo guapa. ;D

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  4. :O qe bnooo al fin subees!!! ya te extrañaba un montoooooooooooooooooooooon!!!!


    :O Ben qe malo es .-. si golpio a Anne una vez, puede hacerlo otra vez mas :S qe bno qe Matt estaba ahi y la protegio :3 yo qiero un novio como el ^^ e_e no existen xD o almenos no ha llegado conmigo xD LOL
    awwww ya no te demores en subir qiero leer :3 y qe hermosa oportunidad de ver a Tokio Hotel en la fiesta *O* amo a Matt <3 xD okaii no .-. LOL

    si plis ya no te demores!!! aunqe entiendo con eso de las tareas y el problema qe hayas tenido pero solo no dejes de escribirla ^^




































    TE AMO-ADOROOOOOO!!! <3

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  5. Cooomoooo! Ben! No puede ser!!! Pero nono si se atrevió una vez mejor alejarse!Me ha gustado muchooo! Gracias por un nuevo capítulo! :D ya quiero saberr que pasaaa sisisi

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  6. Me había quedado con la intriga desde la última vez que te leí,sigue escribiendo porfavor! :c Amo la historia de Anne y Matt ♥

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