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sábado, 5 de enero de 2013

Capítulo 5

 

 
Anne despierta muy entrada la mañana. Abre los ojos lentamente y pestañea un par de veces, viéndose deslumbrada por la brillante luz que se cuela por el hueco de las cortinas a medio cerrar. Se estiraza como un gato, con los músculos aun dormidos. Nota una quemazón en la entrepierna e instintivamente se lleva una mano ahí. Se muerde los labios, recordando. Palpa la abandonada sábana y encuentra una nota pulcramente doblada sobre la almohada.


“Te veías tan adorable que no he podido despertarte. He ido a hacer unas compras, luego te llamo. Te quiero. Ben”

La chica sonríe ampliamente, rememorando cada detalle de lo sucedido esa noche. Las caricias, los susurros. Los gritos ahogados por gemidos. Los besos, pasionales, violentos. Con vehemencia. Un calor demasiado humano. Los músculos de Ben tensándose a su alrededor. Las miradas furibundas. El sudor que le recorría la espalda. Los dedos entrelazados. Lenguas desatadas. Olor a Hugo Boss. Y un culmino final, dejando congelado el instante en el que ambos acarician con la punta de sus dedos un clímax ansiado.
No había sido completamente dueña de sus actos, pero en el fondo era lo que había querido. Y ahora se sentía tan mujer… Una sensación plena la recorría desde la punta de los pies, pasando por todo su cuerpo. Había sentido por primera vez el placer más animal. Y lo había disfrutado con la persona correcta, como siempre había pensado que lo haría.
Definitivamente, no iba a dejar a Ben.

Tras darse una ducha, se siente despejada y con energía. Se coloca un albornoz de algodón alrededor de su mojado cuerpo y enrosca su melena en una toalla. Con zapatillas de peluche, avanza hasta la cocina, donde coge un tazón de cereales para desayunar frente a la televisión. Un minino se le enreda en los tobillos, proporcionándole un suave calor que la reconforta. Cree desfallecer cuando, cambiando de canal, descubre una entrevista a su grupo favorito. Se acomoda en el sofá, dejando el tazón ya vacío sobre la mesa, y acurruca a Fifí entre sus brazos.
Tokio hotel anuncia un nuevo concierto en Londres. Rauda y veloz, con zancadas impropias, corre en busca de su portátil y abre Google con una bocanada de aire entrando a sus pulmones. Teclea rápidamente y su intención se ve truncada por la desilusión de las palabras remarcadas en rojo. Su sonrisa desaparece, dejando un rastro de ínfima felicidad. Entradas agotadas. Suspira, resignada y ofuscada. Me habría gustado ir.




Un despeinado Matt se despereza delante de una taza de humeante café. Trata de estirazarse, reprimiendo un bostezo, mientras hace crujir sus entumecidos brazos. Rachel entra en su despacho y le rodea los hombros, besándolo sonoramente en la mejilla. El rubio sonríe muy levemente, sin mirarla. Ella le coloca cada mechón de su liso pelo fuera del alcance de sus ojos, reordenándole el flequillo.
A pesar de que han dormido juntos, le echaba de menos. Para ella, es como una droga humana e insana. Le atrae con su aroma y su sabor le incita a seguir probándolo.
Y es insaciable.
Aunque no está segura de que para él no significa lo mismo, lo puede imaginar por muchos detalles. Por ejemplo, cuando ella le coge la mano y él se deshace disimuladamente de ella. O cuando le besa dulcemente y él no corresponde igual. Será cuestión de tiempo. – se dice Rachel, con un halo de esperanza reflejado en el iris.


A las tres de la tarde, los dos rubios salen de trabajar. Ella lo agarra del brazo, cariñosamente. Él, distraído, la deja hacer a su antojo. Van a comer juntos.

A pesar de que hace un frío que hiela los huesos, el sol brilla fuertemente en lo alto del cielo de Londres. Se puede sentir el siseo del viento en el cabello de Rachel. Matt se pone unas gafas de sol tras rodearse el cuello con una mullida bufanda negra. Lleva un abrigo gris con botones y detalles en negro. Una camisa roja de un tejido suave, un pantalón oscuro muy ceñido y unas Adidas negras de estilo retro. Sencillo y cómodo, pero a la vez elegante.
Ella viste una camisa de seda blanca, cuidadosamente metida bajo una falda de tubo borgoña, a juego con sus labios y uñas. Medias negras, semitransparente, con topos más opacos. Unos Manolos negros. Una chupa de cuero negro se le ajusta a la cintura, resaltando cada curva de su cuerpo modélico. Y, como no, un bolso de Prada.

Suben al coche de Matt, debatiendo sobre el lugar en el que almorzarán. Ella quiere comer en un restaurante de comida hindú, junto al Támesis. Él quiere ir a un lugar alejado de la ciudad, cerca de la montaña, donde sirven platos minimalistas.

Después de discutir diez minutos, gana Matt.

Ahora, en el deportivo, se respira un ambiente cálido gracias a la calefacción. El paisaje no tarda en tornarse verde. Los cristales se empañan por el frío contrastando con la temperatura del interior. Rachel se pelea con los mandos de la radio, buscando una emisora decente. Él no aparta la mirada de la carretera, aunque le dedica a la rubia una que otra mirada de reojo. En su mente aparece de tanto en tanto el rostro de Anne. Me gustaría volver a verla… - piensa, lamentándose de no haberle pedido el teléfono. Le gustaría tan solo hablar con ella, escuchar su voz de aniñada mujer. Volver a ver esa tímida sonrisa, esas mejillas arreboladas. Sus ojos azulados…
La voz de Rachel lo saca de su ensimismamiento, preguntando si queda mucho. El rubio la mira de soslayo y levanta una ceja.
- No, ya estamos llegando. – contesta, simple. La rubia deja escapar aire entre sus labios y cruza las piernas, aburrida. La montaña se deja ver a lo lejos, tras infinidad de árboles que crean una escala de tonos verdes. En un movimiento brusco, Matt gira el volante y se desvía de la carretera principal, avanzando por un camino terroso y muy cerrado, escoltado por árboles espesos que no dejan pasar apenas rayos de luz. Rachel se mueve inquieta, mirando hacia todos lados. – Tranquila, está al final de este camino – le dice Matt, arrastrando las sílabas con voz suave. Ella asiente, con la boca apretada.









Anne está camino del centro de la ciudad, con su grupo de amigos.
El brazo de Ben le rodea los hombros. Él luce una sonrisa reluciente, de oreja a oreja. Bianca, la mejor amiga de Anne, va de la mano de su novio John. Luego están Max y Sarah, que han comenzado a salir hace poco. También van Carles, Vicky y Richard, encabezando el grupo. Se dirigen hacia una nueva cafetería que abrieron hace unos días y, debido a la semana de inauguración, hay batidos a mitad de precio.
No tardan mucho en llegar, pero el lugar está de bote en bote. Demasiada gente para esas dimensiones. Intentan escurrirse entre las personas que se encuentran y, tras varios intentos, empujones y codazos, logran sentarse en una mesa del fondo del local, donde el ambiente está caldeado y lleno de mezclas de perfumes.
Una camarera vestida de negro les atiende en seguida. Les tiende varias cartas de batidos y se disculpa con una sonrisa, desapareciendo entre la multitud.
Anne se decide por uno de vainilla y chocolate blanco con canela espolvoreada. Ben se debate entre uno de chocolate con menta y otro con plátano. Bianca, Sarah y Richard quieren uno de yogurt helado con fresa y mora. John busca uno de almendras dulces mientras que Carles y Max piden uno de café con un toque de galleta. Vicky quiere uno de cítricos.
La tarde transcurre amena y divertida, aunque el ambiente sea agobiante.
Ben quiere hablar con su chica a solas y titubea varias veces antes de pedírselo. Le coge la mano bajo la mesa y la atrae suavemente hacia él. Acerca su boca a la oreja de la chica y susurra.
- Ven un momento fuera – le pide suavemente. Anne le mira con las cejas altas – Tengo algo para ti.





Bastante lejos de allí, cerca de una montaña, dos rubios entran en un restaurante oscuro, con pocas ventanas. La pared es de ladrillo visto algo desgastado, adornada con cuadros modernos. Hay lámparas vintage repartidas por todos lados, proporcionando la única luz del establecimiento, pues por el poco número de ventanas no se cuela ni un ápice de luz.
Al fondo hay una barra de madera con la superficie de mármol negro, rodeada de taburetes con cojines de cuero. Justo en medio del restaurante se corre una hilera de plantas exóticas que desprenden un aroma embriagador y afrodisíaco.




Matt y Rachel se sientan uno frente al otro en dos sillones de piel, separados por una mesa de metacrilato negra. Un maître se les acerca con dos cartas, hechas de un pulcro tejido, y ambos cogen una. Las abren y la rubia mira al chico con gesto pícaro.

- Este sitio me encanta – le dice lentamente, disfrutando de sus palabras. Le coge la mano a Matt y la acaricia con la yema de sus largos y finos dedos, haciéndole leves cosquillas que él trata de contener. El rubio asiente sonriente y retira la mano, pasando las hojas de la carta en busca de algo nuevo que probar. Ella le imita, dejando escapar un pequeño suspiro.


- Tomaremos Bocaditos de berenjena y queso con vinagreta de miel, Lágrimas de pollo a la plancha con crema fría de aguacate y Anchoas en cama de hojaldre con cebolla caramelizada y escamas de sal al limón. De beber tomaremos un Chacra 55 Pinot Noir. Y, de postre, Mousse de chocolate negro con ralladura de pistachos - el maître lo anota todo mientras asiente y se retira, dejando solos a los rubios. Él se acomoda en el sillón mientras que ella se atusa el pelo.
- Esto me va a costar horas de gimnasio – dice Rachel mordiéndose los labios, divertida.





Ben arrastra a su chica fuera de la cafetería. Ella tiene la curiosidad marcada en la cara. Son las seis y el atardecer ya es un hecho. El tímido viento acaricia el pelo de Anne, erizándole la piel del cuello. El sol se desdibuja en el horizonte y la luz se torna vanidosa, como herida por la luna.
Ben atraviesa los azules ojos de su chica, con la dulzura de un amor adolescente que late fuerte en su interior. Su corazón parece un corcel desbocado. Se acerca a ella, despacio, midiendo el tiempo en segundos. Le rodea la cintura con sus fuertes brazos, aferrándola a su cuerpo, formando solo uno. Ella lleva sus frías manos al rostro del moreno, que cierra los ojos para disfrutar aun más la caricia. Ambos dejan escapar una risa tímida y se funden en un beso hondo, con el que vuelan entre anhelos. Sus alientos se mezclan y sus lenguas irradian fuego, como si sus bocas fueran el averno.









Los pulmones aclaman oxígeno y es lo que los separa. Sus labios, del color de la sangre, dibujan una sonrisa al unísono. Ben se lleva una mano al bolsillo y saca un sobre blanco. Ella frunce el ceño e inquiere con su mirada azulada al azabachado chico, que sonríe con rubor en las mejillas. Le tiende el pálido sobre y Anne lo abre con cuidado, asomándose a su interior.




 



El coche de Matt ya pisa el asfalto del centro de la ciudad de Londres. Recorre las calles iluminadas por algunas farolas mientras que Rachel tararea una canción que le resulta familiar. Han creado un ambiente muy íntimo mientras almorzaban y la rubia está extremadamente satisfecha.
- Matt, me apetece un café, ¿por qué no vamos a la cafetería del otro día? – propone Rachel, mirándolo de lado. El rubio encoge los hombros. No quiere separarse de él por nada del mundo.
- Claro, ¿por qué no? – contesta. No puede evitar pensar en lo ocurrido ese día y, como algo inevitable, Anne aparece en su mente con una brillante sonrisa.





Ben está inmovilizado por el fuerte abrazo de su chica, que tiene sus brazos rodeándole el tórax y que no puede parar de darle las gracias.
- Ben, en serio, ¡¡gracias!! – dice, mientras besuquea la mejilla del chico y da diminutos saltos. Se separa de él y mira de nuevo el contenido del sobre. Dos entradas para el concierto de Tokio Hotel de la semana que viene, ¡¡no me lo puedo creer!! – Quizás deberíamos entrar dentro, nos estarán echando de menos.
- Sí, tienes razón – contesta el chico que, rodeando la cintura de Anne, abre la puerta de la cafetería para verse golpeado por el cálido aire de dentro.





Cuando Matt consigue estacionar su coche en un aparcamiento decente, cruza la calle con Rachel cogida de la mano para entrar en la cafetería abarrotada de gente. Al entrar buscan con la mirada una mesa de dos y se aproximan a ella. Piden dos cafés italianos y se acomodan en las sillas de madera, dejando los abrigos colgados de sus respaldos.






Anne y sus amigos luchan por llamar la atención de una de las camareras, para pagar la cuenta. Han decidido ir a casa de Ben para ver una película.

Después de mucho rato, una joven camarera se digna a aparecer por allí. Alguno de los chicos insiste en invitar a sus novias que, testarudas, no dan su brazo a torcer. Se ponen los abrigos y dejan libre la mesa, que es avasallada por un grupo de gente. Avanzan como pueden entre la muchedumbre y, en el instante en el que gira su cabeza, lo ve. Anne se paraliza, creyendo congelados sus músculos. Está a un metro de ella, junto a una chica que cree reconocer. Matt también nota su presencia e intenta rehuir las manos de su acompañante mientras los ojos le brillan.
- ¿Por qué te paras? – pregunta Ben. Ella abre la boca pero no dice nada. El rubio se levanta de su asiento y avanza hasta el fondo del restaurante, donde se encuentran los servicios y, antes de girar hacia el pasillo de la derecha, le dedica a Anne una mirada de situación.
- Necesito ir al baño, espérame fuera – dice, sin más. Ben asiente y ella aparta la gente que hay a su paso, llegando hasta el fondo. Atraviesa el pasillo de los servicios y lo ve. Ahí, apoyado en la pared, con los ojos oscuros atravesándola. Se le tensa el cuerpo y se queda anclada en mitad del corredor, con la cabeza dándole vueltas. El rubio, que tiene las manos metidas en los bolsillos, no se mueve ni un ápice. Anne titubea, con la cara ardiendo. Da pequeños pasos hasta colocarse a medio metro del atractivo chico. Él reacciona y se pone recto, sacándole un palmo a la chica, que tiembla nerviosa. Las ideas se le turban en la mente y las palabras se le atoran en la garganta, dejándolo mudo. Es ella la que saca fuerzas para hablar.
- Nos volvemos a ver, eh – dice, casi sin mirarle. Nota los labios observados, le pican. Intenta no humedecérselos con la lengua pero termina haciéndolo, dejando a Matt un poco ido. Él asiente sin dejar de mirarle la boca y ella no sabe dónde meterse. - ¿Qué tal? – articula, queriendo oír de una vez la ronca voz del rubio.
- Ahora, muy bien – responde seco, poniéndose peligrosamente cerca de ella. Anne traga saliva sin apartar la mirada de los ojos oscuros y penetrantes que tan cerca tiene.
Retrocede lentamente, intimidada. Nota la pared en su espalda y se muerde los labios. Él la acorrala muy despacio, saboreando el dulce momento, disfrutando el aroma de la chica. Quiere sentirla con todos los sentidos. Da pasos firmes hasta acortar la poca distancia que los separa. Apoya las manos en la pared, dejando a la chica atrapada entre sus brazos, que lo mira desde abajo con ojos bañados en capricho. Su mente suplica parar pero no está dispuesto a escucharla, por nada del mundo. Acaricia con la nariz el suave rostro de la chica, dibujando círculos de deseo. Una llama se enciende en su pecho, quemándolo desde dentro. Ella tiene los ojos cerrados y suspira muy despacio, conteniendo las ganas. Coloca sus manos en la cintura del chico y hunde sus dedos en ella, atrayéndolo aun más hacia si, aplastando sus pechos con su cuerpo y sintiendo el latido de su corazón. Las piernas le flaquean cuando nota el aliento del rubio en el cuello. Respira hondo y el perfume del chico la inunda, haciéndosele insoportable la espera. Quiere hacer suyo cada detalle del momento.
Matt separa un poco su cabeza y la observa. Preciosa. – es lo único que se le viene a la mente. Y, por fin, como si se hubiera tratado de una larga eternidad, junta sus bocas acallando el fuerte deseo que estas gritaban.
Al principio solo une sus labios contra los de ella. Los acaricia con los suyos, delicada y dulcemente. Es un roce tan placentero que irán al infierno. Anne abre su boca, dejando paso a la traviesa lengua de Matt, que recorre cada hueco de ella. Es un desenfreno imparable. Acabarán comiéndose el uno al otro. Él lleva sus manos hacia su trasero y la alza levemente. Ella no puede evitar soltar un gemido que hace que el chico enloquezca hasta límites exagerados. Anne enreda sus manos en el rubio pelo del chico. Sus bocas se encuentran en un salvaje juego que los llevará a la perdición de seguir así. Por un momento, el rostro de Ben aparece en la cabeza de la chica, haciéndola parar bruscamente. Matt parpadea con la boca aun abierta. Ella se separa suavemente.
- Tengo que irme, mi novio me está esperando fuera – dice, con la respiración agitada. Él intenta recobrar la compostura, recordando dónde se encuentra. Asiente sin dejar de mirarla a los ojos.
- Está bien, pero está vez no me voy sin estar seguro de que volveré a verte. Te espero mañana a las cuatro en el parque de las rosas. No me falles.




















Y, tras ese encuentro entre las sombras, ambos vuelven con sus acompañantes.
Sin poder dejar de pensar en lo ocurrido.















Continuará….





Pd: Y por Reyes os subo este pedazo de capítulo que, sin duda, es mi favorito hasta la fecha <3!!!
Espero, con toooooodo mi corazón, que os guste tanto como a mí :)!!


 

14 comentarios:

  1. woooww ame el capitulo encerio ojala subas mas pronto porque encerio me dejas picada! oye pero esta fick es de TH? esa es mi duda pero como quiera amo tu fick♥ :D

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  2. Maldita fic, es perfecta.
    Por fin una primera toma de contacto con Maaaaatt *-* pero me da mucha penita Ben... u_u.
    Y... ¡LAS ENTRADAS PARA EL CONCIERTO! Ahí van nuestros chicos! :D

    Sigue así, un beso :)

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    1. Eh, de perfecta nada! La perfección no existe... bueno, está Jon Kortajarena, que se aproxima jajajajajajajjajajajaja no, en serio, muchas gracias por el comentario ^^
      A mí también me da mucha pena Ben, pero qué se la va a hacer... Anne es una caprichosa que no sabe lo que quiere xDD Y pronto será el concierto :3

      un beso! gracias por leer, de verdaaaaaaaad :D!!!!!!!

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  3. ¡ME ENCANTA! DEFINITIVAMENTE LA AMO. Pedazo de novela que me vuelve loca, en serio me morí con el beso de Matt y Anne uff que son unos calientes *-*

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    1. Vaya, que bien que te encante... me alegra taaaaaaaaanto *-*!!!
      jajajajajaja sí, la verdad es que el beso de esos dos fue muy subido de tono para ser un primer beso, pero se tenían ganas... qué se le va a hacer jajaja :P!! gracias por leer :3!!!!

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  4. La he acabado de encontrar esta fic
    Y me fascinó
    Me gusta la forma en la que narras la historia
    Esta de más decirte k esta buenísimo el capítulo
    Anciare el próximo

    PD: el drama se ve genial

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    1. Muchísimas gracias por leer y comentar, me alegra que te guste ^^
      Un besazo, no dejes de leer :P!!!!

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  5. Hallo!!
    Muy buena fic!! Me la recomendaron y me gusto muchoooo!!!!

    Espero subas pronto!

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    1. Gracias por leerla y qué bien que te guste^^ un beso!!!! :P

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  6. HOLAAAAA!!!!
    seguro varias chicas te lo han dicho pero aunqe es la vdd tienes qe reconocerlo ^^ pero me han encantado tus 5 capis y me gustaria leer mas!!! escribees muy bn!!! con tanta inspiracion (asi se siente cuando alguien lo lee :3) me recomendaron tu fic! y qe bno qe lo hicieron si no me hubiera perdido de una gran historia!!!!! continualaaa y si sigues escribiendo asi veras qe a muchas les gustara!!! (no te lo prometo pero es casi seguro ^^) suerteeeee!! ^^

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    1. Vaya, que bien que te lo hayan recomendado jajajajajajja ^^ me alegra que te guste, es un halago para mí, en serio :)!!
      Gracias por leer y comentar, con comentarios así me alegras el día :3
      Un beso enorme!!!!!!!!!!

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  7. Me devoré los capitulos *.*
    me encanta la fic, espero que subas pronto!
    Saludos! (:

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