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miércoles, 9 de enero de 2013

Capítulo 6



Nadie la había obligado. Ella solita se lo había buscado metiéndose en la boca del lobo, tentando al can con su mera presencia y su atrayente aroma, dejando al descubierto su tendencia a la imprudencia, que tan alto precio le iba a costar.





Se sentía extraña, con una agria mezcla de sentimientos anudándosele en la garganta, que le impedía respirar.
Se merecía la opresión que tenía sobre su pecho, de puro arrepentimiento. Se sentía asqueada de sí misma, llena de una desazón terriblemente honda que quizás se iría con la confesión de lo callado.

No debió fingir ir al baño. Tampoco cruzar el sombrío pasillo. Ni derretirse en su boca como hielo al sol. Y mucho menos volar de placer entre aquellos brazos que, sin duda alguna, estrangulaban su cordura.


Pero que no debiera hacerlo, no significa que no lo volviera a hacer.

Había disfrutado tanto que se sentía sucia, manchada del pecado de su boca. Si cerraba los ojos, aun podía sentir el hormigueo en los labios, el sabor a café italiano. El tacto de su húmeda lengua, que tan rabiosa se enzarzaba con la suya en una tentadora danza. La danza de la perdición.

Tenía su olor anclado en la mente. No sabía qué perfume era, pero desprendía un aire atrevido, misterioso, cautivador y sumamente dulce. Sensual, refinado. Peligrosamente embaucador. Quizás algo fuerte. Olía a hombre.
Le encantaba. Y le aturdía de una manera cruelmente deliciosa.

Tenía el corazón cohibido por la razón. Y la razón cegada por el corazón.
Maravillosamente absurdo.

Sentía punzadas en el lado izquierdo del pecho, reprimía lágrimas y sollozos, aparcándolos en lo más oculto de su ser.

Anne Gordon sale de la cafetería donde, en la penumbra de una pasión oculta y prohibida, lejos de las razones del corazón y de la pureza de su alma, había sido infiel por primera vez.

Y tal vez no la última…


Bajo un manto de estrellas ocultas por la polución, se enfrenta a unos ojos azulones que la miran con algo de recelo.
Y llora sin lágrimas, suplicando un perdón silencioso que hace eco en su interior, cuando Ben la besa en los labios.










Matt vuelve hacia la mesa, donde una rubia lo mira con la duda asaltándole los castaños ojos.

Las palabras se le amontonan en la mente haciendo nudos con los sentimientos que, bañados en un mar de compasión, calman por un momento para dejar paso a la tranquilidad de la sucumbida prohibición.

La sonrisa en su faz parece irrebatible, clavada. Se siente pleno, indiscutiblemente realizado y saciado de tentación.

Porque caer en ella es peligrosamente placentero. Puede parecer áspera e hiriente, quemando con su solo pensar. Álgida y pétrea, arañando cada vestigio de su cálida y tímida suavidad. Vestida de cruda y amarga, sin dejar de ver su dulzura real. Una laxa línea entre placer y tortura.
Increíble.


Tenía la camisa impregnada con su aroma. Inocente y atrevido. Ácido y dulce. Una mezcla de opuestos, como el fuego helado de sus ojos al mirarla.










Rozando la madrugada, Rachel se separa de Matt oprimiendo un intenso gemido, ahogándolo en un colérico beso, estrangulándolo con la lengua del rubio, dejándose sin aliento el uno al otro.
Jamás lo habían hecho de esa manera. Tan salvajemente tórrido. Tan delicadamente suave. Tan antítesis.
Siente tal felicidad que podría vivir eternamente aquel momento.
Encima de Matt, sintiendo la caricia del rubio en su espalda, aspirando la fragancia del amor, creído correspondido. El contacto de sus senos desnudos contra su pecho, el calor que desprende su bajo vientre…


Pero, de repente, al chico le cambia la expresión de la cara, tornándose sombría y algo fría. Se despega de ella con revelada prisa, levantándose de la cama, dejando las sábanas arrugadas y llenas de pasión. Comienza a ponerse la ropa que, a manos de la rubia, había sido arrancada.
Rachel arruga las cejas y lo mira, sin molestarse en tapar su desnudez. La confusión se palpa en el mohín de sus labios.

Él termina de vestirse colocándose la camisa roja, con los botones desordenados. La rubia no mueve el cuerpo, pero sus ojos no pierden detalle de los movimientos del chico. Matt se vuelve hacia ella con el abrigo en la mano y la mirada rehuida.

- Me voy a casa – dice, lejos de un tono amoroso, con la indiferencia haciéndose paso en su voz. No pretende hacerle daño, solo necesita descansar en su propia cama. Solo, él y sus recuerdos. Con ella…












El horizonte se ve iluminado por los primeros rayos de sol y la oscuridad de la noche cae, llevándose las estrellas.
La temperatura ha aumentado varios grados debido a una masa de aire caliente, llevándose cualquier huella de nieve que pudiera quedar en Londres.


Matt se despierta sobresaltado por el tono de su móvil. Gruñón, con los párpados casi cerrados y las pestañas algo enredadas, busca el teléfono a tientas por la oscuridad de la habitación. No consigue encontrarlo y, refunfuñando y maldiciendo por lo bajo, se levanta y enciende la luz, dándole un porrazo al interruptor.
Y entonces lo ve, en la mesita de noche. Burlonamente cerca de la cama. El chico resopla y lo coge, mirando la pantalla con los ojos achinados. Dos sms.

“Matt, cielo, anoche te fuiste tan rápido que no pude ni darte un beso de despedida. Necesito verte, quiero abrazarte. ¿Podemos vernos hoy?  Rachel.”

El rubio bufa. Debería dejar de verla por un tiempo, dejarle espacio para que no se haga tantas ilusiones. Quizás contarle que anoche pensaba en otra, mientras la hacía mía.
Decide contestar el sms brevemente, lleno de mensajes entre líneas.

“Rubita, hoy no puedo. Tengo un compromiso. Ya nos veremos por la revista.”

Y Rachel nota como un puñal se le clava en el corazón, rasgándole cada capa de su tersa epidermis, llegándole hasta la profundidad del ánima.
Hay otra…
- se dice pesarosamente, con las
pestañas salpicadas de gotas cristalinas, como rocío sobre briznas de hierba al amanecer. – Y no sé de qué te extrañas, como si no conocieras al rubio más mujeriego de Nutz… - y deja resbalar el móvil sobre la cama, tan vacía ya…


Matt chasquea la lengua, mirando el mensaje siguiente. Lo lee por encima y se ve interrumpido por un bostezo. Tiene que volver a leerlo.

“Rubiales, pasado mañana llego de Berlín y aun no tengo piso. ¿Me dejas acoplarme verdad, hermanito? Adam”
 

Matt entrecierra los ojos mirando el Smartphone, con malicia. Lo lanza sobre el mullido colchón y susurra un “¿Y qué más?”.  Va hacia la cocina, dispuesto a desayunar un cuenco de fresas, dulces y coloradas como sus labios.

Su hermano, Adam Williams, es un modelo de veintiún años.
Él, prácticamente sin estudios, había triunfado más que Matt, con su carrera y sus másteres y su trabajo duro.
Físicamente son totalmente contrarios. Matt, rubio y de ojos oscuros. Adam, moreno y de ojos verdes. Aunque el atractivo en ambos es bastante notorio.
Y, de carácter, son prácticamente iguales: ligones y seductores, firmes en sus decisiones y fijaciones. Huesos duros de roer.


Matt no puede parar de pensar en la cita de esa tarde. ¿La besa en la mejilla y omite lo del día anterior? O quizás, ¿la besa directamente?
Con esa encrucijada, se introduce bajo el agua de la ducha, dejando aguadas las preguntas.









Anne abre bruscamente su armario y se cruza de brazos frente a él, con un gesto obstinado. ¿Qué me pongo? ¿Formal o informal? ¿Pantalón o falda? ¿Vestido, blusa quizás? ¿Llamativa o neutra? Esto es lo malo de tener tantísimas opciones…
Sólo son las una de la tarde, y aun faltan tres horas para la cita. Pero se conoce, y sabe que eso va a llevar su tiempo.

Se sienta en la cama, comiéndose un sándwich de pavo, con el guardarropa aun abierto y Fifí ronroneándole en el regazo.
Resopla varias veces y, finalmente, decide fisgonear algún blog de moda.










A las cuatro menos diez, Matt aparece en el parque de las rosas, con el temor de que la adolescente no aparezca. Da una vuelta sobre sí mismo y examina curioso el lugar, medio cegado por el sol. El lugar está vacío.

Se acerca a un banco, bajo la sombra de un árbol con flores rosadas. Se sienta, esperando, cavilando. Cruza las piernas masculinamente y mira la hora con exasperación. Menos cinco.
Justo cuando la aguja del reloj roza lo pactado, una silueta femenina aparece en el lugar, seguida fielmente de su sombra.
Lleva un jersey color mostaza, que deja ver una tira de sujetador blanco.
Sus delicadas piernas están rodeadas por unos vaqueros claros, que terminan en unas Converse de un sutil estampado de leopardo.



Anne se acerca despacio hasta el banco en el que se encuentra el rubio, observándolo íntegramente, desde el más insignificante mechón de pelo hasta la tensión de los músculos de sus manos.

Lleva una sudadera negra, sin cremallera. Unos pantalones claros, muy pegados a sus musculosas piernas. Y unas zapatillas Louis Vuitton de un color oscuro, casi negro.

Se levanta despacio, cauteloso. Como si fuera un depredador que no quiere asustar a su presa. La chica sonríe tímida y nerviosa, acordándose de Ben por momentos y sintiendo que no debería estar ahí.
Matt se quita las gafas de sol con un gesto algo soberbio. Ella intenta retener en su altura sus traviesas cejas. Anne se acerca despacio, apoyando los pies firmemente en el suelo.
A menos de diez centímetros de él, se detiene y lo mira con ingenuidad. Se pone de puntillas con la intención de darle un inocente beso en su mejilla. Él colabora curvándose un poco hacia delante. Anne coloca una mano sobre el pecho del rubio y se estira, depositando delicadamente sus labios bajo el pómulo de este, que se estremece de ternura. La chica separa sus suaves labios e inesperadamente, Matt le gira el rostro y junta sus bocas, presas del anhelo.
Le acaricia los labios con los suyos, delicadamente. Sólo es eso, un simple roce. Inocente, tierno, cálido. Él pone fin al dulce beso, muy, muy despacio. Desliza sus brazos bajo los de la chica, aupándola un poco, fundiéndose en un abrazo. Hunde la cara en el hueco del cuello de la chica, dejándose embelesar por su fresco aroma. Y no se puede creer el cosquilleo que comienza en su estómago, como crueles caricias.
Anne disfruta del contacto con los ojos apretados y la boca torcida en una sonrisa. El rubio estrecha los brazos en torno a la chica, a la que le cuesta respirar por la incómoda postura – de puntillas y media alzada por él -.

Se deshacen del abrazo, tras largo rato. Ella, con las mejillas rojas. Él, con los ojos brillantes. Matt acaricia las manos de la chica y las apresa entre las suyas, como zarpas de lobo. Caminan hasta el banco y se sientan, con los cuerpos pegados, sin soltarse. Como si fueran sólo uno.
Él carraspea y habla con la voz enronquecida.
- ¿Cuánto llevas con tu novio? – interpela, con una huella de celos en la mirada. Anne se ve aturdida por un segundo y parpadea varias veces, mirando al rubio con desconcierto. Se humedece los labios, nerviosa y suspira, retirando la mirada sutilmente.
- Más de tres años – susurra. Él lloriquea internamente y afirma, con la mirada baja. Joder. – ¿Y… - comienza la chica, alzando la voz – tú con la rubia? La de la cafetería, digo. – Matt la mira intensamente a los ojos, perforándole la mirada con un rasgo de ira oculto.
- No es mi novia – dice, arrastrando las sílabas, sin dejar de calar hondo sus ojos negros. Odiando que lo hubiera visto con Rachel.
Anne arruga el ceño y mueve la cabeza arriba y abajo, dándose por enterada.

Matt tiene demasiadas sensaciones en la boca del estómago y se pregunta por qué. ¿No me estaré enamorando, no?
Se siente observado por los ojos curiosos de la chica.

- ¿Sabes? – dice el rubio, con la mirada y la voz llena de un humor que se nota amargo. – Quizás no debí acercarme a ti el otro día, en la nieve. Anne se crispa y él nota como se pone nerviosa bruscamente, con sus manos rígidas en las suyas. El chico habla rápidamente. – Quiero decir, esto no está bien.
La chica intenta relajar sus músculos y, retirando las manos de las de él, cruzándose de brazos, habla.
- ¿Por qué? – dice simple y llanamente. Levemente enfadada, queriendo saber sus motivos.
Los de ella estaban claros: Ben.
El rubio se toma su tiempo para pensar, analizando la expresión de la chica y buscando la manera de responderle.     
- Bueno, ya sabes, para mí eres una niña. – dice, ligeramente ruborizado por el recuerdo del oscuro pasillo. Porque ahí no la trató como a una niña.
- Pues ayer no me lo diste a entender – contesta Anne, enfadada. Tiene el ceño muy fruncido por la impotencia. ¿De veras esa es su razón? – piensa, indignada. Él busca una respuesta convincente, lejos de la realidad. Debería decirle que me da igual que tenga diecisiete años, que me ha hecho sentir como ninguna mujer mucho mayor. Que ayer la besé porque no aguantaba más la incertidumbre de a qué sabía, de qué se sentía al tenerla entre mis brazos. Que no puedo soportar que me esté volviendo loco con su dulce sonrisa. Que siento cosas que jamás he sentido, cosquilleos y hormigueos en el pecho. La respiración agitada por su presencia, el corazón acelerado por su aroma.
El chico nota a la adolescente revolviéndose, harta de la espera. Él habla, viéndose por perdido.
- Lo sé. Sé que ayer la situación se me fue de las manos. Sé que casi no nos conocemos… – Matt duda de sus palabras y, casi sin pensarlo, lo suelta – pero me gustas mucho -¿Que te gusta? Oh, vamos, no seas mediocre. – Sí, sé que es una completa locura. Pero, ¿de locos se alimenta el amor, no?

Anne nota una sensación placentera en el pecho. Ilusión. Le mira con los ojos muy abiertos, llenos de un destello azulado, sintiéndose pequeña en el mundo.

- Bueno – susurra ella, con la indecisión saliendo de su boca– puede que tengas razón. – Y él asiente.




Pasan la tarde hablando de mil y una cosas. De sueños por cumplir. De la música que les gusta. Del sabor del helado que piden siempre. De sus manías, tan absurdas y encantadoras…

- ¿En serio te gustan las películas de terror? – pregunta Anne, con la expresión ahogada.
- Por supuesto, son mis favoritas. – contesta él, divertido por la cara de la chica. - ¿No te gustan?
- Claro que no, me dan miedo. Me angustian – dice, encogiéndose. Él la mira con los ojos rebosando afecto. Con ganas de abrazarla y protegerla, de acunarla eternamente entre sus brazos.




A las seis de la tarde, con el sol ya ido, una traviesa idea aparece en la cabeza del rubio.
- ¿Quieres que vayamos a ver una película de terror a mi casa? – pregunta, riéndose. Le acaricia la mejilla a la chica, que lo mira dudosa. – Quizás, abrazada a mí no te da tanto miedo.
Anne hace un ademán de negación, pero un rayo de insensatez la atraviesa. Y accede.


Entrando de lleno en la guarida del lobo…


















Continuará...







Pd. ¡¡Hola!! ^^ Muchísimas gracias por los comentarios, en serio, todo es poco para demostraros lo que me alegra que os guste la historia.

En este capítulo se ve como, tras ese primer encuentro, Anne se siente mal por haber engañado al bueno de Ben que, encima, le ha regalado entradas para el concierto de TH. Matt está feliz porque deseaba besarla desde el día en que la vio por primera vez y, aunque le cuesta admitirlo, ha jugado con Rachel y le ha roto el corazón. Y quizás se arrepienta de ello más adelante. Ha dado señales de vida un nuevo personaje: Adam, el hermano pequeño del rubio, que dará mucho juego en la historia.





Gracias por comentar, besos enormes :3

13 comentarios:

  1. Hey excelente cap!!! Escriber excelentemente! Con un aire delicado y elegante!! Me encanta!!!

    Adam? tedremos foto?? ^^ me gusta imaginarme a los personajes!!

    Anne y RAchel estan guapisimas!!

    Ben Tambien!! Solo matt no me convence jejeje me lo imaginaba mas guapo ;) jejejej

    Saluditos

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    1. Gracias por pensar que escribo excelente pero... ¡nada más lejos de la realidad! jajajajajjaja
      No te gusta Matt!!!? A mí es el que más me gusta :3 jajajajajaja pero bueno, imagínatelo como quieras :P
      Un besaazo ^^

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  2. No lo puedo creer encerio WOOOOOOW escribes super encerio :D ojala subas mas porque me dejaste con intriga xD jajajaja encerio espero con ansias el siguiente capitulo de tu hermosa fick<3

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    1. Que bien que te guste^^
      Me gusta que tengas intriga! jajajajajjajajaja
      gracias por leer y comentar :D!

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  3. AHHH, es que si, definitivamente se metió en la boca del lobo. Me da mucha ternura la forma en la que el la ve, la trata, quiero un MATT :'c espero el próximo capitulo. ;)

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    1. YO TAMBIÉN QUIERO UN MATT. Créeme... jajajajajajja
      Es lo que pretendo hacer ver: la ternura que le proporciona Anne a Matt y la seguridad que le da él a ella... :)
      Muchísisisisisimas gracias por leer ^^!!!!!

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  4. Chica! esta fic esta buenisima me encanto desde el primer capitulo!! ya quiero que subas los demas capis :) la adoro y eso jijiji cuidate y sube luego que me dejas con la intriga <3

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    1. Muchas gracias por leer ^^
      Que bien que te encante jajaja :3
      un beso! y no dejes de leer :P

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  5. Holi! Aqui tienes una nueva seguidora... esta super padre tu historia! Sube pronto!!! De verdad muero por seguir leyendo! Tienes mucho talento!

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    1. Pues bienvenidísima seas :P!!!!
      Muchísimas gracias por pensar que tengo talento, me alegra que te guste mi historia :)
      Gracias por comentar, preciosa ^^
      Un abrazo!

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  6. :3 esta muy bno tu fic!!!! aun tengo una duda, este es un fic sin tema en especial o es de Tokio Hotel??? no importa de lo qe sea, me gusta xqe tienes esa habilidad de escribir qe dejas atonitas a todas ^^ :3 seguro se debe a leer mucho xD hahahahahaha (e_e creo qe deberia leer mas xD) sube mas pliiis!!!! :3

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    1. Holaaa. Pues verás, en principio es una historia normal, aunque TH aparecerá en algunos capítulos... y quizás, se queden e.e jajajajajja o quizás no, sinceramente no lo sé porque tengo demasiadas ideas en mi cabecita :P
      Y sí, tienes razón, leo mucho jajajajajjaaj soy un fantasmilla friki de los libros :3
      Un beso y gracias por leer y comentar!

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    2. ps qe bno qe tengas muchas ideas en tu cabezota :3 (de cariño si no de donde saldria tanta imaginacion xD) solo qe bno si sabes controlar el numero de capis o hojas bn, sigue con lo tuyo pero si no sabes; ...bno al agregar mas personajes la historia se vuelve muy larga pero si iwal puedes agregale los personajes qe qieras :3 de todos modos la seguire leyendo :3 y me encanta TH y me gustaria ya ver algun capi en el qe salgan ellos pero si no sale, ntp de todos modos la seguire leyendo xqe seguro es tu admirable forma de escribir ^^

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